sábado, 5 de julio de 2008

ROCK IN RIO, parte 1: LA NORIA PATROCINADA DE LA MÚSICA

Parece tan artificial como su hierba. Da la impresión de que la música es algo secundario, una excusa para montar una especie de parque temático de la publicidad. Eso es, en apariencia, Rock in Rio. Luego hay más cosas, pero esa imagen no se me va de la cabeza. La odisea empezó a eso de las 18.30 de ayer viernes. Unos 45 minutos de espera hasta montarme en un autobús que me llevaría hasta Arganda del Rey, donde se ha levantado la ambiciosa ciudad del Rock. Buena organización, decenas de autobuses, pero miles de personas queriendo entrar en ellos. La cola daba la vuelta (literalmente) al Bernabeu, uno de los lugares desde los que parten los autobuses gratuitos hasta el festival.

Cuando llegamos al recinto estaban acabando de actuar en el Escenario Mundo los Stereophonics, el único grupo que realmente me gustaba de la programación del viernes. Intuí su música desde el otro lado de las vallas, cuando entraba. Y se acabó. Un paseo por la zona de prensa, con mesas y portátiles, neveras con refrescos y algo de comida. Una zona con anuncios y los set list de algunos de los artitas.

Y llegó el momento más esperado. A las 21.00. Amy Winehouse aparecía sobre el escenario. No hay mucho que contar, lo dieron por la tele pública en directo (con los prescindibles comentarios de Toni Garrido incluidos).



Decenas de miles de personas expectantes, más pendientes de la persona que de la música. Estoy seguro de que más de la mitad del público estaba allí por el morbo de ver a una de las nuevas y más polémicas más estrellas, por el "yo la ví en directo". Reconozco que a mí no me gusta la Winehouse, no sigo su carrera musical y tampoco soy un apasionado de los estilos que cultiva. Como toda esa gente que sólo quería ver si aparecería y en qué estado.

Amy escupía sílabas, mascullaba las letras, la mirada perdida y el rostro indiferente, movimientos torpes copa de vino en mano. A estas alturas yo ya no sé si su apariencia de tía colocada todo el día es real o es una estudiada pose. Fría con el público, su excelente voz sólo brilló en algunos momentos. Actuación correcta y ya. Menos de una hora de set y de vuelta a
Londres. ¡Qué pena! Para mí lo mejor del concierto fue el final, el medio minuto instrumental que se marcó la extraordinaria banda que la acompaña cuando esta abandonaba el escenario. ¡Que sigan, por favor!

Acepto que tiene una voz increible y un talento singular. Pero no acabo de entender por qué se encumbra de esa manera a una mujer de 24 años con sólo dos discos en el mercado y un extenso curriculum de incidentes a sus espaldas. No creo que sea bueno para la música, ni para ella.

Nos entró hambre. En la sala de prensa ya sólo quedaban unas ensaladas no muy atractivas. Nos adentramos en el maravilloso mundo de las colas en la zona de comidas. No estaba mal montado, pero ayer en el Rock in Rio Madrid éramos 75.000 hambrientos asistentes. Tardamos en pedir la comida casi todo lo que duró el concierto de Jamiroquai. Así que no vimos el show, sólo los tres últimos temas, desde una zona algo elevada. La imagen era impresionante. Una marabunta humana saltando y disfrutando con las andanzas de Jay Kay y los suyos sobre el escenario. Ya era de noche y, la verdad, me pareció espectacular. Nunca antes había asistido a un evento tan multitudinario.

Ni tan artificial. Tanto como la hierba creada para la ocasión en medio de la nada, en Arganda del Rey. Es el reino de la propaganda, el patrocinio y el merchandising... El Corte Inglés, Movistar, Control... Las marcas se convierten en la diversión y se adueñan de nuestro ocio. Noria, tirolina, boda de pega, desfiles... y música, también música. Pero la sensación es extraña.

Con las notas de alguno de los temas de Shakira y los ecos de multitud de gargantas coreando entusiamadas, nos alejamos hasta la puerta pasando por la carpa electrónica y asaltamos uno de los autoubuses que nos dejó media hora después de nuevo junto al Bernabeu.

Rock in Rio. Yo fui. Lo que me pregunto es por qué fue la gente que pagó unas cuantas decenas de euros por la entrada. Por lo que recogí en mi pequeña encuesta radiofónica entre el público, muchos acudieron a Arganda ayer por decir eso, "Yo fui", "yo estuve en Rock in Rio Madrid, el evento musical más importante del mundo".

1 comentario:

dani dijo...

Luis!!!

Lo que pidió Amy para el camerino no se lo cree NADIE!!!...ahora resulta que todo sano..no te jode!!!!


Saludos!!!