martes, 22 de julio de 2008

EL PERRO SOLOVINO DE ALMA EMO

CRÓNICAS DESDE MÉXICO
Pasea con aire descuidado, se detiene, olisquea, da vueltas sobre sí mismo... se tumba, adormilado, y cabecea. No tiene nombre, o quizá tiene muchos. Es el perro "solovino" (claro, vino solo, nadie le trajo). No tiene dueño, aunque posiblemente lo tuvo. Es una raza común en México. Deambula en las plazas y calles de muchos pueblos y ciudades, y tiene esa mirada despreocupada y tranquila que tienen en general los mexicanos. Esa actitud serena que les ayuda a afrontar el día a día sin presiones y si prisas. Al menos esa es la impresión que dan.

Habita en México otra raza, más bien una tribu, de las que llaman "urbanas". Están los heavies, los punketas y los "emo". Ya conocíamos la música "emo", esa que interpretan grupos que siempre niegan hacer ese tipo de música. Los Panic At The Disco hicieron un buen primer disco de "emo" (luego, afortunadamente, descubrieron a los Beatles y a los Beach Boys). También se considera "emo" a la música de Good Charlotte, o la de My Chemical Romance (y no lo hacen mal).





Se dice que tienen tendencias y letras tristes y con mensanjes suicidas. Lo de siempre. Tienen seguidores fundamentalmente adolescentes y con alma rebelde. Los chicos y chicas "emo" también deambulan por las calles de México, con aire despreocupado, ropas negras y su flequillo peinado para tapar su mirada. En algunos lugares les han agredido por escoger formar parte de esa "tribu". Lo de siempre. Son realidades "teenagers" del México moderno.

"Solovinos" que pasean por ciudades y pueblos cargados de historia. Como Janitzio, una localidad enclavada en una isla en medio de un fantasmagórico y mágico lago, junto a Patzcuaro. Se llega a Janitzio en lancha, en barcaza. Los domingos los turistas lo abarrotan todo. Una vez en la isla hay que iniciar el recorrido hasta la cima de la montaña, donde está el monumento a Morelos (otro líder de la Independencia). Callejuelas llenas de puestos de comida, artesanía y música. Colorido y buen ambiente. Huele y sabe bien. Y en medio de tal avalancha de tradición y folclore, un partido de baloncesto en una desvencijada cancha. Siguen los contrastes.

Y luego está Querétaro, con sus avenidas y vías de recuerdo sevillano. La arquitectura andaluza también llegó a estas tierras. La capital del estado de Querétaro es una gran ciudad, con un característico acueducto (de peculiar historia) y un centro histórico plagado de iglesias de estilo colonial. De nuevo la grandiosidad de este país envuelve al visitante, o al que se siente como en su casa. Y en medio de todo este pedazo de Historia, en una singular exposición de batracios customizados, aparece el "emo", la rana "emo", con alma de "solovino".

Pròxima parada: el Pacífico, Zihuatanejo, Ixtapa... y sus playas.

Recomendaciones musicales, nuevos descubrimientos mexicanos: Liquits y el funk venido de San Miguel de Allende de los Pila Seca.




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